El café Oaxaqueño

Por Israel Morales Becerra

Para la revista Fulcrum 33 - Gastronomía

Resumen:

Este artículo explora el profundo significado cultural y económico detrás de una taza de café, centrándose en la rica tradición de Oaxaca. Narra cómo la región se convirtió en una potencia cafetalera y la crisis que enfrentaron los pequeños productores tras la desaparición del Instituto Mexicano del Café, lo que llevó a la baja producción y la migración. El texto es un llamado a la acción para los consumidores, a quienes invita a apoyar a las familias productoras mediante la compra directa, garantizando así la supervivencia de su legado y la calidad del café de grano.

Título del artículo: El café Oaxaqueño

Autor: Israel Morales Becerra

Publicación: Fulcrum, No. 33 - Gastronomía

Fecha de Publicación: Diciembre 2024

ISSN: 2954-422X

DOI: 10.12345/fulcrum.33.123

URL: https://lancaster.edu.mx/fulcrum-33/

Cómo citar (formato APA):

Morales Becerra, I. (2024). El café Oaxaqueño. Fulcrum, 33, 74-77. ISSN: 2954-422X. https://lancaster.edu.mx/fulcrum-33/

El café Oaxaqueño

Por Israel Morales Becerra

Una buena taza de café nos levanta el ánimo, nos hace momentos plácidos, se convierte en un estimulante natural para nuestro cuerpo; a nuestra taza de café le confiamos muchos secretos y entablamos un diálogo interno que nos da lucidez por la mañana; un sorbo nos ayuda a pensar y tomar decisiones, es una bebida que consumimos millones de personas alrededor del mundo y una actividad agrícola que incentiva la economía a través de diversas empresas y marcas que se han posicionado en el mercado global. Pero, ¿te has puesto a pensar qué hay detrás de una taza de café?

“Tan pronto como el café llega al estómago, sobreviene una conmoción general. Las ideas empiezan a moverse, las sonrisas emergen y el papel se llena, el café es su aliado y escribir deja de ser una lucha”. - Honoré de Balzac

Una historia de exportación y cultura

México es uno de los principales países productores y exportadores a nivel mundial. En nuestro país se cosecha este grano desde finales del siglo XVIII, cuando los españoles lo introdujeron a México proveniente de la isla de Cuba, donde ya se cultivaba con anterioridad. Hay registros de exportación a través de las aduanas mexicanas desde 1802. Un estado que produce mucho café es Oaxaca, ya que sus lomeríos de las montañas de la Sierra Sur son de los más apropiados para el sembradío de cafetales en terrenos relativamente cercanos al mar.

Estas zonas se caracterizan por tener un clima templado y un suelo con tierra roja, cualidades que favorecen un ambiente adecuado para el crecimiento del cafeto. En Oaxaca se comenzó a cultivar café en la segunda mitad del siglo XIX. Para 1897, ya era el segundo productor nacional solo después de Veracruz. Entre las décadas de 1950 y 1980, México se convirtió en una potencia exportadora; muchos de los pueblos de Oaxaca surgieron a raíz del cultivo del café. Esta actividad económica ha influido en la cultura y el desarrollo social de las personas que dependen del café.

El reto de los pequeños productores

A partir de la apertura de la economía mexicana al mercado global, en la década de los 1980, la producción decayó en distintas regiones productoras derivado de la desaparición del Instituto Mexicano del Café que regulaba su cultivo y exportación, brindaba apoyo financiero y ofrecía asesoría técnica a los cafeticultores. Con la desaparición de este organismo, la cafeticultura perdió el impulso económico y el apoyo, sobre todo para los pequeños productores, situación que generó una baja drástica en la producción de sus cafetales y, por tanto, de sus ingresos. En las entrevistas realizadas a los productores, los campesinos coinciden con el hecho de que antes cosechaban 10 costales por hectárea, actualmente solo cosechan 1.5 sacos de café. Al pasar de los años, esta circunstancia ha provocado que muchos campesinos cafeticultores emigren y abandonen sus tierras, poniendo en riesgo la integración y cohesión social de sus poblaciones de origen.

Los campesinos se encuentran desprovistos de recursos, capacitación y asesoría técnica, situación que los margina y excluye de los beneficios del mercado global. Actualmente el café oaxaqueño es uno de los mejores granos orgánicos del mundo. Se cosecha una sola vez por año, en su mayoría por pequeños productores campesinos de comunidades indígenas que cuentan con muy pocas hectáreas de cultivo a comparación de los grandes productores.

Apoyo al consumo local: una solución sostenible

Ante estas circunstancias desventajosas, los pequeños productores requieren del apoyo de los consumidores comprando su café en establecimientos como el mercado y las cafeterías de la colonia o atendiendo al vendedor que toca a la puerta. Esta compra directa cambia la situación económica de las familias productoras, disminuye su condición de pobreza y revierte la migración, ofreciendo la posibilidad de que las generaciones jóvenes consideren el valor de seguir cultivando café y no abandonen su tierra.

El café de Oaxaca cuenta con una calidad de altura garantizada, se encuentra libre de fertilizantes químicos, con un sabor y aroma intensos que le dan una consistencia perfecta. Evitemos consumir solubles con procesos industriales y químicos agresivos. Las marcas reconocidas no necesariamente tienen la mejor calidad ni la frescura necesaria, mejor, dejémonos acompañar de un buen café de grano oaxaqueño desde el día de mañana.

Acerca del Autor

Israel Morales Becerra es Profesor-Investigador de la Universidad del Mar. Investigador Posdoctoral en la UNAM, Programa de Becas Posdoctorales de la UNAM, Becario del Instituto de Investigaciones Bibliográficas, asesorado por la Dra. Sofía Brito Ocampo.

Referencias

  • Rodríguez, M. 2004. Fiscalidad y café mexicano. El porfiriato y sus estrategias de fomento económico para la producción y comercialización del grano (1870-1910). Historia Mexicana, 54, (1).
  • Rojas, B. 1996. El café: historia sucinta de la deliciosa rubiácea. SAGARPA/Consejo Mexicano del Café, México.
  • Salinas, E. 2000. Regulación y desregulación en el caso del café. Análisis Económico, XV, (31).

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