Reflexiones sobre la narrativa

desde el montaje cinematográfico

Valentina Leduc

Fulcrum 32 - Cine

El historiador Yuval Noah Harari afirma que la especie Homo sapiens sobrevivió a sus contemporáneas porque descubrió el poder de la narrativa. No sobrevivieron a la historia por tener el cerebro más grande o el cuerpo más fuerte y ágil, sino porque entendieron que compartiendo ficciones e imaginaciones, podían vincularse con otros clanes y formar sociedades más grandes, por lo tanto, más fuertes y resistentes.

Ilustración: Amelia Aceves Malecki

ISSN: 2954-422X

Diciembre 2023

Leduc, Valentina (2023). "Reflexiones sobre la narrativa desde el montaje cinematográfico" en Fulcrum, 32, 42-45

Así surgieron las religiones, las creencias y los mitos. Formas de entender y explicar el mundo que nos rodea, estructuras de pensamiento que han trascendido generaciones, conformando las distintas culturas humanas. Las narrativas, o las historias que nos contamos cotidianamente —desde la historia familiar, una noticia, el discurso de una maestra, una canción, una película— están presentes en toda nuestra vida y construyen nuestra forma de pensar y de actuar. Lo que somos es un acervo de estas narrativas forjadas a lo largo de toda nuestra historia, desde lo particular de cada familia hasta la cultura universal. Nos da identidad y pertenencia, condiciona nuestras acciones. El alcance de la narrativa ha sido utilizado para manipular sociedades enteras con el fin de establecer sistemas de creencias que perpetúan estructuras verticales de poder: el sacerdote entre Dios y los mortales, el padre con el hijo, el hombre ante la mujer, un pueblo frente a otro y la humanidad ante la naturaleza.

El cine, como otras artes, trabaja con la narrativa.

Suena pretencioso afirmar que el arte puede transformar la forma de pensar de una sociedad, pero lo cierto es que el arte expresa lo que somos, nos permite observarnos, reconocernos y en el mejor de los casos, cuestionarnos. Ser conscientes. Hago estas reflexiones desde mi experiencia de trabajo, que es el montaje cinematográfico. Lxs editorxs tenemos en nuestras manos una serie de planos que debemos hilvanar para contar una historia y emocionar a los espectadores con ella. Tenemos la misión de reunir el trabajo de todo un equipo (el ejercicio de la dirección, la actuación, la fotografía, el sonido, la música, la ambientación, etc. ) y tejer una historia que provoque emoción y reflexión.

En el montaje cinematográfico y audiovisual, el orden de los planos incide en la narrativa: A junto a B, no cuenta lo mismo que A junto a E, así como tampoco narra lo mismo empezar con A o terminar con A. Es decir, lo que antecede y precede a una imagen, es lo que va construyendo la historia y la forma de contarla. Así mismo, el orden de las secuencias dentro de la estructura general de la obra. Nuestro trabajo consiste en manipular imágenes y sonido para crear un discurso y un punto de vista. Colocamos al espectador en la perspectiva que consideramos necesaria para que tenga una o varias lecturas de lo que estamos contando. Intentamos lograr que una audiencia llore o ría simultáneamente, porque queremos sumergirlos emocionalmente en la historia que estamos mostrando. Esto lo logramos gracias al conjunto de una serie de factores como el ritmo, los contrapuntos, los contrastes, el color, el tamaño de cuadro, el punto exacto en que decidimos entrar o salir de una acción, y otras herramientas que nos ayudan a transmitir una idea.

A mi modo de ver, esto conlleva una enorme responsabilidad, sobre todo cuando se trata de cine documental, donde las historias y las personas que las viven, son reales. Si bien hay muchas maneras de contar las historias documentales, y este universo también se construye con imaginación, pienso que es vital ser fiel y respetuoso con la verdad de las personas que se exponen frente a cámara. Es delicado el uso que hacemos de las imágenes y la información que estas personas nos han abierto sobre sus vidas y su realidad. El cine documental como la ficción, expande la energía de una temática determinada a otros contextos, puede crear puentes para conectar unas realidades con otras. Está en nuestras manos (y en las del director o directora, por supuesto) lo que estamos narrando sobre esta realidad que se nos presenta. Y más allá de esto, reflexiono sobre lo que expone Rita Segato sobre las pedagogías de la crueldad, en las que mediante la repetición sistemática de la violencia, nos hacemos insensibles a ella, y de esta manera, las personas y los bienes naturales se convierten en cosas. La «cosificación» de la vida beneficia al sistema de consumo. El tiempo y las relaciones interpersonales «se vacía, para transformarse en una relación entre funciones, utilidad e intereses». El cine ha sido un espacio de creación que nos ofrece viajar a muchos territorios, desde los paisajes más abiertos y recónditos hasta los profundos laberintos del alma humana. Todas las historias son posibles, infinita diversidad de pensamientos, emociones y sentimientos. El abanico de la diversidad humana. FULCRUM / CINE 44 No me refiero a las películas que usan la violencia como una forma de expresión —y reflexión— que son parte de esta diversidad creativa y de géneros cinematográficos. Sino a la violencia sistemática, al bombardeo que constituye esta pedagogía a la que se refiere Segato, una narrativa que tiene la intención de hacernos personas insensibles ante la violencia con el fin de que las relaciones, la vida de las personas, las mujeres y la naturaleza, se conviertan en objetos aprovechables para el consumo. Estamos siendo bombardeados por estas narrativas que nos convierten en cosas. Las consumimos masivamente como formas de entretenimiento. La tecnología, como se discute en muchos foros, está trascendiendo estos límites. Estamos dejándonos diseñar por estas narrativas de consumo, que nos determinan cada vez más: cómo debemos ser, cómo nos debemos ver, qué debemos pensar y hacer. Nos encerramos en el círculo del logaritmo, que nos presenta más de lo que nos complace, la música que nos gusta, los temas que nos interesan. Nos separamos de «lo otro» y desconfiamos de lo diferente, que se sale del confort de nuestra propia burbuja. Dejamos de explorar lo desconocido y se nos apaga la curiosidad. Nos homogeneizamos.

Nuestra profesión es parte fundamental en los medios masivos de comunicación, el cine, las series, y otros medios audiovisuales. Considero que tenemos que reflexionar sobre el impacto que tiene lo que estamos contando, el porqué y el para qué de nuestro trabajo. Ante la crisis humana y planetaria, yo quisiera pensar que podemos ayudar a empujar otras narrativas, contranarrativas.

LXS EDITORXS TENEMOS EN NUESTRAS MANOS UNA SERIE DE PLANOS QUE DEBEMOS HILVANAR PARA CONTAR UNA HISTORIA Y EMOCIONAR A LOS ESPECTADORES CON ELLA. TENEMOS LA MISIÓN DE REUNIR EL TRABAJO DE TODO UN EQUIPO Y TEJER UNA HISTORIA QUE PROVOQUE EMOCIÓN Y REFLEXIÓN.

Ya hay grietas que se han abierto a lo largo de los años y algunos temas están creando otras narrativas. Los temas de género, por ejemplo, son parte de una nuevo discurso que poco a poco está dando un giro en el pensamiento y la forma de habitar la vida en nuestras sociedades, inclusive propone un cambio en el lenguaje. El cuidado de la naturaleza todavía no alcanza este nivel de importancia, pues ciertamente el sistema adopta estas nuevas narrativas en beneficio del consumo. Proteger la naturaleza no es rentable. Mientras siga tan insistente la narrativa de la «necesidad» de desarrollo y de la búsqueda insaciable de confort, seguirá habiendo extractivismo y explotación de la naturaleza. Si el Homo sapiens, como lo afirma Harari, ha construido su historia con base en las narrativas que ha creado ¿no convendría generar narrativas que nos permitan la posibilidad de una convivencia más empática con la vida, con lo vivo? Narrativas que nos ayuden a cambiar paradigmas en tiempos críticos para la sobrevivencia de la civilización humana. La creación cinematográfica y audiovisual puede aportar en visibilizar lo que nos devuelve la sensibilidad hacia la vida, ayudar a fortalecer la fantástica diversidad y creatividad humana, y a recordar la conexión que hasta hace muy poco en términos históricos, teníamos con la naturaleza.

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