Entrevista con Cristina Barros
Para la revista Fulcrum 33 - Gastronomía
Este artículo presenta una entrevista con Cristina Barros, una destacada defensora de la cocina tradicional y el campo mexicano. En la conversación, Barros expone los profundos desafíos que enfrenta el maíz nativo, desde los efectos del Tratado de Libre Comercio hasta la amenaza de los transgénicos y los alimentos procesados. A través de la campaña "Sin maíz no hay país", se resalta la importancia cultural, ecológica y de salud de la milpa como un sistema agrícola sostenible, llamando a una acción consciente para proteger este pilar de la identidad y soberanía alimentaria de México.
Título del artículo: ¡Hagamos milpa!
Autora: Carolina Alvarado Graef (Transcripción y resumen)
Entrevistada: Cristina Barros
Publicación: Fulcrum, No. 33 - Gastronomía
Fecha de Publicación: Diciembre 2024
ISSN: 2954-422X
Alvarado Graef, Carolina (2024). "¡Hagamos milpa!: Entrevista con Cristina Barros" en Fulcrum, 33.
En agosto de 2024, Fulcrum tuvo el honor de entrevistar a una de las defensoras del campo mexicano más reconocidas a nivel mundial: Cristina Barros. Nos recibió en su casa para platicar con nosotros sobre su visión del campo mexicano y los desafíos que enfrenta, la gastronomía tradicional mexicana, la salud y cómo podemos ser consumidores más conscientes y comprometidos con los productores de alimento en nuestro país, específicamente el maíz.
Ya entrados en materia con este aperitivo de algunos de los temas que tocaríamos, iniciamos formalmente la entrevista y Cristina nos habló sobre sus intereses, su trabajo y su trayectoria:
«Soy Cristina Barros, investigadora en cocina tradicional mexicana y pertenezco a la campaña “Sin maíz no hay país”. "Sin maíz no hay país" es una organización totalmente horizontal, un grupo de personas y de organizaciones que nos hemos unido para intentar defender una forma distinta de producir alimentos, una forma distinta de relacionarnos con el maíz. Surge a partir de la firma del Tratado de Libre Comercio, cuando muchas organizaciones campesinas y de otra naturaleza vimos venir como un problema severo para el campo...»
Estos han sido pasos que se han dado gracias a la presión constante de la campaña. También ha habido momentos muy importantes. Por ejemplo, Guillermo Bonfil Batalla fue muy consciente de que había dos proyectos confrontados en torno al maíz: uno que ve al maíz como mercancía y otro que lo ve como alimento y como un hecho cultural. Cuando fue nombrado director del Museo Nacional de Culturas Populares, la primera exposición que planteó fue “El maíz como fundamento de la cultura popular mexicana”.
Otro de los temas de gran relevancia que tratamos en la entrevista fue la amenaza que representan los cultivos transgénicos para el maíz nativo mexicano. Cristina nos explicó que el maíz transgénico, promovido principalmente por grandes empresas trasnacionales, no es necesario en México, por el contario, representa una importante amenaza para la gran diversidad de los maíces mexicanos. Nuestro país es centro de origen y diversidad de esta planta y por tanto merece una protección especial.
«En los últimos años, se emitió un decreto presidencial en torno a la prohibición del uso del glifosato, uno de los agrotóxicos que se siembra junto con el maíz transgénico. [...] En ese mismo decreto, se prohibió el uso de maíz transgénico para uso directo, es decir, para la tortilla, el principal alimento de la población mexicana».
«México es un país megadiverso, con una enorme cantidad de paisajes y ecosistemas, el quinto lugar en biodiversidad en el mundo. La enorme cantidad de paisajes y ecosistemas ha contribuido a que se generen múltiples expresiones culturales... Esa conjunción de una gran biodiversidad con esa diversidad cultural, pero además de unas culturas que tienen en su cosmovisión una relación muy profunda con la naturaleza, dio como resultado que aquí se hayan domesticado una gran cantidad de plantas, algunas de las cuales forman parte de la alimentación mundial como el maíz, el jitomate, el chile, el cacao, la vainilla, el amaranto y así podríamos seguir.»
Antes de irnos, Cristina nos recordó que no debemos sentirnos desmoralizados ni derrotados, el futuro es optimista si todos ponemos de nuestra parte, si logramos que germine en nosotros la semilla de esta conciencia de que somos uno con nuestro entorno y debemos reconocer nuestras diferencias y trabajar con ellas, así como en la milpa, cada uno de nosotros aporta algo distinto al bienestar de la comunidad y esta gran diversidad nos complementa y nos enriquece infinitamente. Desde cada individuo, desde la casa, la escuela, el barrio, la ciudad, el país, el mundo, es tiempo de apoyarnos y de que, entre todos… ¡hagamos milpa!
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