Por Mtra. María Guadalupe Serna Thomé
Para la revista Fulcrum 33 - Gastronomía
Este artículo aborda la anemia como la complicación más frecuente en pacientes con cáncer, explicando sus síntomas, como la fatiga extrema. Se detalla que la causa principal es una respuesta inflamatoria sistémica que interfiere con la producción de glóbulos rojos y el metabolismo del hierro. Desde el punto de vista nutricional, el texto recomienda un tratamiento supervisado que incluya alimentos con propiedades antiinflamatorias, como pescados ricos in omega-3, y antioxidantes presentes en frutas, verduras y té verde, para ayudar a modular la respuesta inflamatoria y mejorar la calidad de vida.
Título del artículo: Anemia: ¿Por qué me siento cansado después de recibir tratamiento contra el cáncer?
Autora: Mtra. María Guadalupe Serna Thomé
Publicación: Fulcrum, No. 33 - Gastronomía
Fecha de Publicación: Diciembre 2024
Serna Thomé, María Guadalupe (2024). "Anemia: ¿Por qué me siento cansado después de recibir tratamiento contra el cáncer?" en Fulcrum, 33, 146-147.
La anemia es la complicación más frecuente en pacientes con cáncer. Se refiere a la disminución de glóbulos rojos sanos o de hemoglobina, la proteína que transporta el oxígeno. Sus síntomas incluyen fatiga extrema, debilidad, falta de aire (disnea), taquicardia, mareo, vértigo y dolor de cabeza.
Estudios atribuyen un papel a los mediadores inflamatorios para el desarrollo de la anemia. Una proporción importante de pacientes con cáncer presenta una respuesta inflamatoria sistémica, caracterizada por altas concentraciones de citoquinas proinflamatorias. Estas sustancias suprimen la producción de eritropoyetina (EPO) en los riñones y estimulan la producción de hepcidina.
La EPO es la hormona que ordena a la médula ósea producir más glóbulos rojos. Por su parte, la hepcidina provoca una disminución en la absorción de hierro. El resultado combinado es un descenso en la hemoglobina, lo que causa la anemia y sus síntomas asociados.
Aunque el tratamiento oncológico es la base, es importante acompañarlo de un tratamiento nutricional adecuado y supervisado. Desde el punto de vista nutricional, es clave realizar una intervención que incluya alimentos con propiedades antiinflamatorias para ayudar a modular la respuesta del cuerpo.
La guía de la European Society for Clinical Nutrition and Metabolism (ESPEN) establece el uso de ácidos grasos omega-3, presentes en pescados de aguas frías como el salmón, por sus efectos antiinflamatorios demostrados. Asimismo, se recomienda el consumo de alimentos antioxidantes que contengan vitamina C, vitamina E, selenio y polifenoles, presentes en frutas, verduras, té verde y vino tinto, entre otros.
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