Socialización en Ajedrez a través de las Reglas del Juego

Un aspecto no mencionado del ajedrez curricular, que sin embargo ocurre constantemente en la clase es la socialización de lo(a)s estudiantes a través del juego.

El disfrutar de las actividades que llevamos a cabo es uno de los componentes para la salud integral de la sociedad y del individuo. La integración armónica de los habitantes de una sociedad requiere que se establezcan reglas y que se respeten.

El ajedrez aporta (entre muchísimas otras) una base para que lo(a)s estudiantes disfruten del juego y logren una integración respetuosa con la sociedad a través del conocimiento de las reglas y su respeto.

Las características propias del juego y del ajedrez específicamente es el establecer reglas; los(a) estudiantes para disfrutar del juego deben respetar la reglas; desde las reglas de los movimientos de las piezas hasta las reglas propias de la dinámica del juego.

Ejemplos:

  1. El respeto del turno:

El turno es una de las reglas fundamentales del juego, desde la tierna edad de los 5 años, lo(a)s estudiantes identifican que es importante (y obligatorio) respetar mi turno al juego. El reconocer al otro(a) y su derecho al movimiento es fundamental para un feliz desarrollo del juego; lo(a)s estudiantes de K3 (5 años) aprenden relativamente rápido que para disfrutar el juego es necesario esperar a que el/la compañero(a) de juego mueva su pieza en su turno; cuando así no ocurre, los estudiantes también aprenden que pueden exigir que se respete su turno. Al menos en nuestra sociedad, la espera por el turno de cualquier naturaleza permite que nuestras relaciones públicas fluyan sin contratiempos.

  1.  “Pieza tocada, pieza jugada”.

La idea de esta regla es invitar al estudiante a reflexionar antes de mover, se espera que el jugador evite el impulso; sin embargo, si el impulso domina habrá que asumir las consecuencias del movimiento realizado; al aceptar esta regla, se comunica (al oponente) que el/la estudiante está dispuesto a llevar una buena relación (una relación respetuosa), pese a que probablemente su actuar impulsivo le lleve alguna clase de pérdida propia del juego. Desde luego, podría ser el caso (ocurre con frecuencia) que algún estudiante no quiera aceptar la regla; siendo asi, el/la estudiante que exige su cumplimiento, solicita el apoyo del maestro para solucionar esta situación. Al final, si o si, las reglas del juego se cumplen; de esta cuestión lo(a)s estudiantes aprenden que el respeto a las reglas provoca un ambiente de disfrute armónico; y lo(a)s  estudiantes que alguna vez sufren el imcumpliento de esta cuestión, aprenden que existen formas pacíficas de remediar las diferencias. La sociedad requiere de individuos tolerantes y respetuosos de las reglas de todo orden.

  1. El respeto por el resultado:

Establezcamos previamente que estamos en una clase curricular, en la que el resultado de una partida no está en las competencias de la evaluación.

Pese a esto, perder es uno de los temas más controvertidos del juego. Las propias reglas del juego nos indican cuál es el objetivo para ganar en ajedrez. Eminentemente a la gran mayoría de los seres humanos no nos gusta perder; sin embargo, aceptar el resultado negativo de una partida es uno de los logros más importantes de la tolerancia.

Existen estudiantes que aceptan relativamente rápido que perdieron una partida, y se reponen de esta situación prácticamente de inmediato. Lo cierto es que la mayoría, va aumentando su tolerancia a la frustración; es decir, paulatinamente aceptan que perdieron la partida y con el tiempo, se reponen muy rápido de la pérdida.

Vale comentar que generalmente lo(a)s estudiantes más competitivos son los que tardan más en reponerse de la pérdida de una partida.

La actitud ante la derrota en el juego es un instrumento para apoyar la tolerancia a la frustración. En una sociedad en que existen constantes frustraciones cuando los acontecimientos (y coyunturas) no nos son favorables, permanecer resilientes es vital.

La tolerancia a la frustración es una constante de nuestra vida cotidiana, en la clase de ajedrez experimentamos y poco a poco logramos que un resultado negativo sólo se observe como una meta por superar; el resultado negativo nos forma espiritualmente para ser humanos más seguros de nosotro(a)s mismo(a)s.

 Omar Coronel

Omar Coronel

Profesor de Ajedrez

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