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La enseñanza es el trabajo más influyente en el mundo. Ser docentes nos permite ser eternos estudiantes, ser testigos del poder transformacional de la educación, no sólo para las personas, sino para los pueblos; nos permite experimentar una satisfacción enorme al ver los progresos de los estudiantes, al notar cómo se interesan en un tema, superan retos, aprenden sobre ellos mismos. 

Enseñar y aprender son sinónimos, no de la forma gramatical, pero sí de acción: cuando un profesor enseña se nutre de las preguntas de los estudiantes pues alimentan al docente con su curiosidad infinita, es una simbiosis donde ambos crecen juntos para descubrir el conocimiento que está en un mundo de cuestionamientos.

El 15 de mayo se celebra el Día del Maestro en México. En esta fecha se conmemora la labor que realizamos los docentes. Dicha conmemoración se realiza desde 1918. 

Un año antes, el entonces presidente del país, Venustiano Carranza, firmó el decreto para establecer la fecha como la oficial.

Esta decisión fue tomada debido a que anteriormente, dos diputados, Benito Ramírez y Enrique Viesca, presentaron la iniciativa ante el Congreso de la Unión pensando que era necesario encontrar una manera para que todo el país agradeciera a los docentes por la labor que realizaban. 

El día se estableció porque además coincidía con la toma de Querétaro en 1867, en la que el Ejército Republicano ingresó a la ciudad y logró capturar al emperador español Maximiliano de Habsburgo y a sus seguidores. 

No es fácil ser un maestro, pero a pesar de sus desafíos, con vocación, entusiasmo, inspiración, dedicación, empatía, cariño, flexibilidad, generosidad, humildad, entre otras cualidades, ¡la profesión docente tiene una belleza única! 

El día del maestro es un día especial para dedicarle a quienes tanto hacen por la enseñanza, por el presente y el futuro.